A continuaciòn se presenta una introducciòn a la Agrohomeopatìa por el Autor Radko Tichavsky en Manual de Agrohomeopatia
Tiene en sus manos una herramienta importante para el manejo, desarrollo sano y sustentable de sus cultivos. En este manual realizaremos juntos un recorrido práctico sobre los temas más importantes de la agrohomeopatía, comprendiendo sus antecedentes históricos, los principios y técnicas básicas de elaboración de biopreparados y sustancias homeopatizadas.
A través de un caudal de consejos prácticos, usted aprenderá a repertorizar los cultivos, a observar y predecir los efectos de los medicamentos del botiquín básico de la homeopatía agrícola.
La agrohomeopatía es la ciencia que permite manejar las plagas y enfermedades de los cultivos y animales, incluso en condiciones rústicas, sin necesidad de sofisticados laboratorios ni dependencia económica de preparados caros, y lo que es más importante, le permitirá producir alimento sano para usted y su familia, estar en armonía con la naturaleza y consigo mismo.
La agrohomeopatía se enfoca principalmente a fortalecer la planta sin dejar rastros peligrosos para la salud de las plantas, animales o humanos que la rodean o consumen.
Además, la agrohomeopatía tiene una importancia cada vez más grande frente al cambio climático global. Las repentinas variaciones de condiciones climatológicas y cierto desfasamiento de los ciclos naturales acostumbrados por cientos de años facilitan la aparición y multiplicación de nuevas plagas y enfermedades hasta hace poco desconocidas en la región, presionan a los cultivos debido al estrés hídrico, ya sea en forma de sequía o en forma de inundaciones y lluvias copiosas que causan la aparición de pudriciones, hongos y pérdida de las cosechas.
La tierra, cansada del constante abuso de los agroquímicos, viciada por sobrefertilización, y dependiente de estímulos externos, disminuye la producción. Y al no recibir de regreso en forma compleja por lo menos parte de lo que ofrece en forma de frutos al hombre, la tierra pierde su fertilidad, su capacidad de producir, modifica su textura, color y olor característicos, se deslava, desmineraliza y donde por siglos existían cultivos sanos y abundantes hoy aparece un suelo reseco, pedroso e inútil para la agricultura.
Lo que la agrohomeopatía ofrece es una herramienta valiosa para recuperar la salud de los cultivos y de la tierra; reestablece un equilibrio entre los organismos: bacterias, virus, hongos, insectos, pájaros, mamíferos, quienes a la vez viven en una comunión íntima con el hombre.
La agrohomeopatía renueva el equilibrio entre los diferentes organismos en la tierra y alrededor de ella, fortaleciendo a las plantas y su crecimiento de tal manera que puedan enfrentar la aparición de plagas y enfermedades.
En principio, el objetivo de nuestra labor será aprender a respetar a la naturaleza, a superar nuestro instinto destructor, no pretender sólo aniquilar a la plaga o a la enfermedad: matarla, aplastarla o suprimirla, sino primero trataremos de entender las causas de las plagas, enfermedades en plantas y animales y entonces atenderlas desde su origen.
Debemos comprender que el estado de salud o enfermedad no son estados absolutos y que existe en ellos una infinidad de grados intermedios; tenemos que aceptar incluso que algunas enfermedades y plagas tienen importancia en el equilibrio de la naturaleza, aunque desde el punto de vista humano no parezca así.
La salud y la fertilidad de la tierra y de los animales tienen una relación directa con la salud física, mental, espiritual del hombre. La gente piensa: “y a mí en qué me enferma si aplico un químico, si cumplo con las instrucciones de seguridad con esto basta”. Pero más tarde o temprano tales contaminaciones llegarán a nosotros en forma de una plaga fortalecida –también conocida como superplaga– a la cual nuestros químicos le harán los mandados.
Utilizaremos entonces otras sustancias más poderosas, contaminaremos otros organismos y dejaremos rastros del veneno en el subsuelo, suelo, aire, agua, en los frutos, semillas y otros organismos presentes.
Podemos ver que la modificación de los hábitos de los campesinos y sus prácticas de cultivo han propiciado aparición de enfermedades poco comunes en el pasado como cáncer y diabetes. El uso indiscriminado de los organofosfados causa misteriosas enfermedades incurables del sistema nervioso central en los municipios de la sierra.
En nuestra sierra habitaban hombres y mujeres longevos, y si se preguntan por qué actualmente no es así, no tardarán en descubrir que la circunstancia modificada en comparación con el pasado se resume en el uso de los plaguicidas, fertilizantes, herbicidas y otros agroquímicos tóxicos.
Esta situación se acentúa con el consumo de alimentos procesados –más atractivos en su empaque– que contienen conservantes, colorantes, saborizantes y sustitutos de todos tipos y formas que envenenan desde temprana edad y predisponen al organismo a enfermedades degenerativas.
Las sucesiva aplicación de los agrotóxicos que pasan de la tierra a los frutos, de los frutos a los animales y de los animales al hombre a ser ingeridos –aún cuando aumentan la producción de forma temporal– a la larga propician la destrucción de la naturaleza y la del hombre que forma parte de ella.
Podemos confirmar con claridad: el futuro de la salud del ser humano dependerá del cuidado que tenga con su tierra, las medicinas más poderosas se encuentra en la comida sana, aire y agua limpia y no en los fármacos más potentes o novedosos.
Si aprenderemos a cuidar de la tierra, de su salud y fertilidad, ella se encargará de cuidar de nuestros cultivos –y lo sabe hacer mucho mejor que nosotros– cuidará de nuestros animales y finalmente dará la posibilidad de vivir una larga y sana vida a los humanos.